La intensidad moral es una herramienta con la cual
identificamos el efecto de las consecuencias de una decisión ética. Esta, mide
que tanto se verán (o nos veremos) afectados de forma positiva o negativa de
los resultados de una o varias decisiones críticas.
En el caso del escándalo de Enron, los causantes del
problema eran conscientes que lo que estaban haciendo era ilegal y que sus
acciones pudieran tener repercusiones terribles para ellos y demás personas. Tal
vez, ellos no se sintieron culpables lo suficiente y buscaron maneras para
intentar llegar a un estado de amoralidad.
Hay 2 factores que claramente explican cómo la situación llegó
a escalonarse de esa manera:
Probabilidad de Efecto
Es el factor de la intensidad moral que mejor describe el
caso sucedido. Trampa. Cuando las personas hacen trampa, sin importar la
situación, la hacen sabiendo/esperando que no se les descubra. Nadie se
arriesga a hacer algo malo si sabe que va a ser descubierto. Cuando el caso de
Enron empezaba a formarse, Kenneth Lay y Jeffrey Skilling ambos sabían que las
probabilidades de ser descubiertos eran mínimas. Y tenían razón. Por eso el problema
creció de la forma que lo hizo. A medida que las cosas se ponían peores ellos
intentaron cubrir las primeras faltas con otras, aumentando el riesgo y la
probabilidad de que los daños los afecten. Cuando los rumores empezaron a
surgir y la empresa auditora Arthur Andersen entró en el asunto, se tuvo que
pagar a auditores y demás personas para enmascarar la pérdida de dinero y las
alteraciones en los libros. De la misma forma, al agregar mayores personajes al
embrollo hace que aumente la probabilidad de desastre, y así ocurrió. Cuando
fueron aprehendidos, Enron poseía 23 billones de dólares en deudas acumuladas
desde el inicio del problema 4 años antes de todo ser descubierto.
Concentración de Efecto
En realidad cuando se iniciaron las operaciones ilegales de
los gerentes de Enron en el 97, los culpables no pasaban de 5 personas. Bueno,
en aquel entonces las repercusiones eran aún pequeñas, y los perpetradores
supusieron que esa división funcionaba a su favor. Claro, al escalonarse el
problema hubo mayores involucrados, 28 personas dentro y fuera de Enron, así
como 3 empresarios británicos, y 2 empresas todas conectadas a lo sucedido[1].
Claro, cuando un problema de dichas proporciones sucede las personas tienden a
pensar “si caigo yo, caemos todos”, como para brindarles algún tipo de falsa
esperanza pero se olvidan que la ley no castiga a todos igualmente solo por
estar involucrados. Existe la ponderación de culpas. Cada persona responde por
lo que ha causado. Es así como Lay y Skilling recibieron 24 y 28 años de prisión
respectivamente mientras otras recibían 27 meses hasta 7 años de prisión. Las
empresas no se salvaron. Arthur Andersen perdió su licencia de operación junto
con 85,000 empleados, y NatWest Three tuvo a sus principales executivos
arrestados.
Por Christopher Mc Farlane
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